Por: Arturo Miranda - Chair del Comité de Bienes Raíces y Construcción
“Para superar momentos complejos, hay que identificar adecuadamente al nuevo tipo de comprador y anticipar oportunamente la cambiante demanda”.
¿De dónde venimos?
Panamá creció de manera sostenida desde finales de 2005 hasta principios de 2016, con un fuerte componente tanto de inversión doméstica y extranjera, como de un plan agresivo de obras públicas, con desarrollo de infraestructura vial, zonas francas e inversión privada. Todos estos elementos cambiaron de manera drástica el rostro de la ciudad y el perfil del país, como un receptor seguro de capitales internacionales, que a su vez atrajeron mucho know-how , lo cual genero un círculo virtuoso de crecimiento; que sin duda alguna y por largos años, fue muy sostenido y beneficioso.
Aun con la crisis inmobiliaria en los Estados Unidos en el 2008, la afectación fue menor, debido a que Panamá ofrecía estabilidad política, jurídica y crecimiento económico y también existía una gran cantidad de inversión en países vecinos y del cono sur.
¿Dónde estamos hoy?
La pandemia agravó la situación que ya se tenía de ralentización en los últimos años, lo cual generó una situación de disminución en la tasa de absorción del inventario inmobiliario, con un aumento sostenido en el inventario disponible, tanto en el mercado primario (nuevos proyectos o unidades nuevas para entrega inmediata), como en el mercado secundario (reventas o unidades de segunda listas para habitar). Esto ha alargado el ciclo inmobiliario y ahora tenemos que salir de la pandemia y además salir de nuestra situación anterior, es decir, trabajar por un futuro mejor.
Expertos en el área del sector inmobiliario de Panamá, señalan que tomará dos años aproximadamente la recuperación del sector residencial y que la misma se dará siempre y cuando se trabaje en conjunto con el sector público.
Otros especialistas advierten que el segmento de oficinas, de alguna manera tendrá una dinámica menor, debido a que la inversión extranjera es mínima en este sub-segmento, siendo el mercado de alquileres, el que puede mantener de pie, el flujo de trabajos y eventualmente incidir en las ventas en este mercado en el mediano plazo.
Se pueden mirar muchas listas comparativas y la historia de otros mercados, pero realmente cada país es único, cada situación es particular y debemos observar el nuestro a profundidad, para saber si esto va a tomar más tiempo.
Es necesario presentar datos y experiencias para hablar acerca del contexto y problemas que surgen en esta área, y es así como todos los foros, talleres, charlas y contenidos que se han desarrollado en el Comité, añaden valor para liderar cambios en beneficio de la visión y objetivos de la Cámara.
¿Hacia dónde nos dirigimos?
La creatividad juega un papel importante en la planificación. Es necesario identificar la demanda que se mantendrá después de la pandemia y adicionalmente el nuevo mercado que surge del contexto en el cual están nuestros clientes y compradores potenciales. La cultura de las inmobiliarias, la forma de manejar cada caso de manera personalizada, identificar su demografía, su origen, necesidades individuales o empresariales; verlo todo con detalle, son elementos que pueden cambiar el rumbo de nuestra actividad.
Planear mejor las transacciones, segmentar, colocar las unidades, dedicarse a vender, manejar los contratos en detalle, ir aumentando gradualmente los alquileres, trabajar juntos como industria, es un norte claro en el que debemos enfocarnos.
Quiero terminar esta reflexión indicando que Panamá ya muestra señales positivas de recuperación económica; que la actividad inmobiliaria ha repuntado bastante y que quienes trabajan con inversionistas extranjeros lo están viviendo y aunque sea difícil de creer, se siente mucho interés en el entorno. Esperamos que los próximos años se mejore el panorama para todos.
Arturo Miranda Castillo
Consultor Inmobiliario
Miembro Individual