Por: Aristides Chiriatti (Petroport, S.A.) y Esteban Barrientos (Elektra Noreste S.A. - ENSA)
El consumo de energía está aumentando en todo el mundo y Panamá es un claro ejemplo en la ultima década. A esto le agregamos los serios compromisos de las Naciones Unidas y los Acuerdos de Paris de reducir las emisiones de carbono a través de energías renovables para el 2050. Satisfacer esta demanda de energía exige un nuevo enfoque del mercado energético. Una de las tendencias en el mundo que nos gustaría compartir es la descentralización energética.
Para entender qué es la descentralización energética y comprender el impacto que tendrá no solo la forma en que entendemos el negocio eléctrico sino también en nuestro futuro como sociedad, es necesario recordar que históricamente el modelo energético ha incluido a tres eslabones de su cadena valor: la generación, compuesta por las plantas de producción (térmicas, hidráulicas, nucleares, eólicas); la transmisión, que corresponde a las redes de alta tensión que transportan la energía generada en estas plantas hasta las ciudades en las que la energía será consumida y que en Panamá está a cargo de ETESA y finalmente; la distribución, que está constituida por las redes que llevan la energía desde las subestaciones de la ciudad hasta los hogares y los negocios que la necesitan.
Bajo este esquema y por su dimensión, las centrales de generación se construyen lejos de las poblaciones que abastecerán requiriendo grandes extensiones de tierra. Con la aparición y posterior proliferación de tecnologías como los paneles fotovoltaicos (solares), se rompió el paradigma de la generación a gran escala, con plantas alejadas del sitio en el que se da el consumo, y se abrió la posibilidad producir la energía en inmediaciones del sitio en que será utilizada, acortando o incluso desapareciendo las distancias que históricamente separaban al usuario final de la fuente de energía. La descentralización se define entonces como la posibilidad de generar, almacenar y inyectar a la red energía.
Aunque existen muchas razones económicas, ambientales y sociales por las cuales la Descentralización o Generación Distribuida tiene cada vez mayor relevancia, es importante destacar que, además, será la responsable de que a mediano y largo plazo el negocio eléctrico cambie casi que totalmente. El momento Kodak también llegó para todos los eslabones de la cadena de valor de la energía.
El nuevo modelo se da principalmente en dos modalidades: las soluciones individuales o que se conocen comúnmente como autogeneración y las soluciones colaborativas o asociativas que se han llamado micro redes (micro grids). En el primer caso, un único usuario instala un conjunto de módulos fotovoltaicos con el propósito de autoabastecerse. En el segundo, una comunidad o un grupo de usuarios cercanos (vecinos), implementan una solución fotovoltaica común, que pueda suministrarle energía a todos, independizándolos parcial o totalmente del sistema tradicional, según el caso. Esta última opción puede resultar más económica para los consumidores, ya que las inversiones iniciales pueden distribuirse entre todos los involucrados y los costos de operación también pueden reducirse por economías de escala. Las micro redes son más frecuentes en zonas rurales o periurbanas y las individuales en territorios urbanos consolidados.
Panamá, bajo el liderazgo de la Secretaría de Energía, ya se está preparando para esta realidad con la estructuración de los Lineamientos de la Agenda de Transición Energética 2020 – 2030 donde el rol y la constructiva participación de los diferentes eslabones de la cadena es fundamental materializar este importante reto en beneficio del medio ambiente y de la sociedad. Es fundamental que nuestro sector privado acompañe estas iniciativas para dar sustento a una transformación que cada vez es más tangible y para la cual debemos estar listos.
Aristides Chiriatti |
Esteban Barrientos |