Sostenibilidad con propósito: el impacto transformador de la confianza

lunes, junio 2, 2025 - 09:39

 

Autor: Marta Zuleta - Chair del Comité de Sostenibilidad , Gerente de Sostenibilidad en Cervecería Nacional.

En un entorno en el que la confianza en las instituciones ha disminuido, y donde las empresas experimentan alta presión social por parte diversos actores, la forma en que éstas se gobiernan se hace más relevante.  Hoy día no es suficiente cumplir con la ley, se requiere tener legitimidad. Esto significa no solo actuar correctamente, sino también ser percibido como un ente justo, coherente y comprometido con el bienestar colectivo.

La gobernanza corporativa ya no es un asunto exclusivo de los grupos de liderazgo. Ahora es un elemento fundamental de sostenibilidad, directamente relacionado con la ética, la transparencia, la diversidad y la participación genuina de los grupos de interés. En otras palabras, la gobernanza bien ejecutada supone comunicar claramente, escuchar de forma activa y actuar con integridad.

Este enfoque usualmente lleva a buscar la aprobación de la comunidad para operar o lo que se denomina “licencia social para operar” (LSO). A diferencia de un permiso o licencia legal otorgada por una autoridad competente, la LSO no es mas que la aprobación implícita, dinámica y continua otorgada por las partes interesadas. La ausencia de ésta puede generar conflictos, rechazos e inclusive una crisis reputacional, aun cuando la operación se encuentre cumpliendo con todas las regulaciones aplicables.

Un ejemplo de lo frágil que puede llegar a ser esta legitimidad es el caso de aquellos proyectos que, contando con el respaldo legal respectivo, encuentran detractores debido a la percepción negativa que generan, bien por falta de transparencia, por la toma de decisiones unilaterales o por los impactos no mitigados. Por otro lado, la división social, la desinformación generalizada y la actividad acelerada en las redes sociales aumentan este riesgo, reiterando así la necesidad de contar con una gobernanza más inclusiva y proactiva.

Entonces, ¿cómo construimos confianza desde dentro y hacia afuera? En primer lugar, robusteciendo los sistemas internos: códigos de ética, juntas directivas diversas, canales de reportes eficientes y completa adherencia. Y, en segundo lugar, mirando hacia afuera, estableciendo relaciones de diálogo con las comunidades, compartiendo información de manera transparente y generando valor colectivo.

Las empresas que comprendan esta nueva forma de hacer negocios no solo evitan riesgos. También obtienen beneficios: mayor compromiso por parte de sus trabajadores, preferencia de los consumidores, atracción de inversión responsable y resiliencia ante situaciones de crisis. La gobernanza ya no es un estándar de cumplimiento mínimo, se ha convertido en una forma de liderar y transformar los negocios.

En nuestra región, donde los cambios políticos y sociales son frecuentes, esta visión es particularmente relevante. Lograr una legitimidad robusta no es una tarea temporal o un esfuerzo de relaciones públicas: es un proceso continuo que combina la coherencia interna con la conexión externa. Una empresa que gobierna con legitimidad no solo cumple con la ley, sino que también genera confianza y respalda activamente el crecimiento a largo plazo.

En tiempos de cambio y transformación, la confianza se convierte en el nuevo activo estratégico. Y se construye poco a poco gobernando con visión, integridad y empatía.