Por: Carlos Carrasco - Chair del comité de Sostenibildad & Director de Desarollo, Cooperación y Sostenilidad - Universidad del Istmo
En un mundo de constantes cambios, las empresas se enfrentan a diversas exigencias de la sociedad, dado que se espera que la gestión empresarial no solo se enfoque en generar riquezas sino en contribuir a la mejora constante del entorno social y ambiental. En este contexto, el Propósito Empresarial se ha convertido en una oportunidad para generar este compromiso a partir de la filosofía y cultura de las empresas, así como de las personas que forman parte de ella de forma directa e indirecta.
Al respecto, es oportuno repasar una definición de Propósito Empresarial, el cual se refiere a la razón de ser de una organización más allá de simplemente generar beneficios económicos, ya que es una declaración que expresa el impacto que la empresa busca tener en la sociedad y el planeta, contribuyendo así al bien común.
En la actualidad, muchas empresas inician con un Propósito claro, otras buscan definirlo con la oportunidad de agregar valor al desarrollo sostenible con las actividades que ya vienen realizando. Migrar a este tipo de Propósito es una apuesta que genera infinitas oportunidades para darle sentido a las gestiones empresariales y la trascendencia que estas pueden tener en el logro de un crecimiento económico inclusivo, sostenible y digno.
Según Simon Sinek, muchas empresas tienden a enfocarse primero en el "qué" hacen (productos o servicios), seguido del "cómo" lo hacen (procesos y metodologías), y por último en el "por qué" lo hacen (Propósito). Sin embargo, según Sinek, las empresas más exitosas se enfocan primero en el "por qué", es decir, en su Propósito, lo que las lleva a conectar emocionalmente con sus clientes, generando mayor lealtad, así como a involucrar más a sus grupos de interés, logrando un mayor compromiso en los colaboradores, por ejemplo.
Dado lo anterior, un Propósito claro y anclado en objetivos que consideren el impacto de las empresas en el logro de la Sostenibilidad, les permite cumplir mejor con las expectativas de la sociedad y gestionar de manera efectiva los riesgos asociados a su negocio.
De esta forma, se puede decir que es fundamental incluir en la definición del Propósito Empresarial la contribución que hace la compañía o el impacto que busca generar, considerando a todos sus grupos de interés y el equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental, de cara a generar relaciones de largo plazo. Una vez declarado el Propósito, es importante hacerlo parte de la cultura organizacional, sintonizando las motivaciones de los colaboradores con el Propósito.
Además, una empresa con Propósito debe apostar cada vez más por una gestión sostenible, reduciendo sus impactos negativos y potenciando sus impactos positivos. De hecho, cada vez más se valora la Sostenibilidad en el ámbito de los negocios, por lo que hay una creciente preferencia por empresas que tengan un Propósito Empresarial claro y una estrategia de Sostenibilidad sólida.
Es así como podemos resaltar la complementariedad entre el Propósito Empresarial y la Sostenibilidad, elementos fundamentales para generar confianza en la sociedad, agregar valor en el logro del desarrollo sostenible y asegurar la coherencia entre lo que se declara y lo que se hace.